Había una vez un político entrado en años y muy representativo del partido X (tradicional en el país en el que transcurre la historia, pero no muy grande a nivel estructura y en cuanto a número de votos, como sí lo eran los 2 principales, llamémosle A y B).
Resulta que este a viejo dirigente le tocó ser diputado en una época en la que gobernó el país un político totalmente dispuesto a destruir toda organización de los partidos (sobre todos los que le eran opositores), sólo para captar más poder e intentar perpetuarse en el poder (él mismo, o través de alguno de los suyos).
Obviamente, al viejo representante del partido X no le causabana ninguna gracia lo que hacía el presidente del país, por lo que no sorprendió a nadie sus duras críticas hacia el mandatario, algo que coincidía de forma absoluta con lo que pensaba su partido a nivel oficial.
Pero unos meses después, más exactamente un día de mucho frío, el viejo fue tentado por el mismísimo gobierno para "pasarse" de bando, algo que éste ya había hecho (con éxito) con dirigentes de otros partidos.
Para sorpresa de muchos (¿o de pocos?), el viejo aceptó, con la promesa de ser cabeza de lista para las legislativas que, ese mismo año, se realizarían (en simultáneo con las presidenciales).
Aunque no todo terminó ahí... Resulta que el viejo se alió a otros ex compañeros de su partido, también tentados por el poder central y se juntaron en un bar, convocando a una conferencia de prensa. Ese día había más gente de los partidos A, B, y hasta de otros como C y D, que los representantes de X.
¿Qué dijo el viejo? Que asumía allí (en el bar) la presidencia del partido X, porque no estaba de acuerdo con lo que, orgánicamente, la conducción del mismo decidía de cara a las próximas elecciones, pero sobre todo por un claro enfrentamiento interno entre la cúpula genuinamente elegida (en elecciones, con votos de afiliados) y un grupo tan minoritario que no pudieron juntar ni 100 firmas para avalar una lista que se presentara en dicha interna.
Claro: el evento contó con una exposición mediática absolutamente indédita: los principales medios del país se hicieron presentes para un acto que no era oficial, y en el que no había ni 50 personas, y hasta publicaron, de forma insólita, que "se había presentado la nueva conducción de X".
Esos mismos medios, por una obvia indicación del gobierno (dependen en gran parte de la publicidad oficial), luego no hicieron eco alguno de la inmediata respuesta de la conducción real y oficial del partido.
Moraleja: el viejo traicionó hasta a su propia historia, pero de la forma más insólita posible: juntándose en un bar con su familia y un par de amigos, y con aliados de otros partidos, se autoproclamó presidente del partido X.
¿Te gustó esta historia? Bueno... En realidad, el cuento está inspirado en una historia real, que pasó hace unos días, acá en Buenos Aires.
1 comentario:
Pensé que era el huevo Toresani.
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